CREGO E MONAGUILLO:
DEL CORAZÓN DE DOS FAMILIAS AL PRESTIGIO DE UNA BODEGA
La apasionante historia de Crego e Monaguillo se remonta a más de 60 años atrás, cuando la amistad entre dos familias dedicadas al vino sentó las bases para que, tras mucho esfuerzo, ilusión y conocimiento, haya llegado a ser hoy día una bodega reconocida y de prestigio entre los Vinos Gallegos y la DO Monterrei.
LAS FAMILIAS
La historia de Crego e Monaguillo se remonta a décadas atrás, cuando la amistad entre dos familias de viticultores sentó las bases para lo que es hoy una bodega reconocida.
Ernesto Atanes y Manuel Rodríguez compartían la pasión por el vino y el cuidado cultivo de sus viñas. Cada uno elaboraba sus propios vinos por separado y eran habituales en las reuniones entre las familias las discusiones sobre quién hacía el mejor vino.
Sus hijos, Ernesto Atanes “Crego” y Ernesto Rodríguez “Monaguillo”, fundaron Crego e Monaguillo años después, inspirados por la experiencia de sus padres y el deseo de crear vinos de calidad en Monterrei.
LA SALGUEIRA
Ambos Ernestos eligieron La Salgueira para su primera bodega por razones sentimentales y de tradición familiar.
Tras reestructurar los viñedos en 2001, la primera cosecha llegaría en 2003, con unas modestas 8.000 botellas en un espacio de bodega de apenas 25 m2. A pesar de las dificultades de los inicios, por el escaso reconocimiento de la marca y la denominación de origen, la ilusión y el esfuerzo dieron sus frutos y continuaron las inversiones en las instalaciones, llegando a los 3.000 m2 actuales.
COMPROMETIDOS CON EL LEGADO
2017 sería un duro y triste momento para la bodega con el fallecimiento de Ernesto Atanes, pero honrando su esencia y su legado, la producción de vinos sigue conservando y potenciando todas sus señas de identidad.
Ernesto Rodríguez «Monaguillo», junto a su hermana Asunción, continúan la gestión diaria de la bodega.
Actualmente, el fondo de capital privado Sherpa Capital se ha hecho con el control de la bodega ourensana Crego e Monaguillo.