La historia de Crego e Monaguillo se remonta a décadas atrás, cuando la amistad entre dos familias de viticultores sentó las bases para lo que es hoy una bodega reconocida.
Ernesto Atanes y Manuel Rodríguez compartían la pasión por el vino y el cuidado cultivo de sus viñas. Cada uno elaboraba sus propios vinos por separado y eran habituales en las reuniones entre las familias las discusiones sobre quién hacía el mejor vino.
Sus hijos, Ernesto Atanes “Crego” y Ernesto Rodríguez “Monaguillo”, fundaron Crego e Monaguillo años después, inspirados por la experiencia de sus padres y el deseo de crear vinos de calidad en Monterrei.